- ¡Oiga, su hijo le ha sacado la lengua al mío! Bueno, eso son cosas de críos. ¡Sí, pero es que no podemos cortar la hemorragia!
- Le dice un encendedor a un fósforo: ¿Por qué cada vez que te frotan pierdes la cabeza? El fósforo responde: Suelta la piedra, y pelea como los hombres.
- Oye Manolo, ¿tu mujer grita mucho cuando hace el amor? Si, bastante, a veces la escucho desde el bar.
- Un semáforo al otro, ehh!!! No me mires que me estoy cambiando.
- Va un pez y se ahoga. Va una canica y vuelca. Va un caracol y derrapa. Vas tu y piensas.
- Maria!!! Hoy te voy ha echar tres casquetes que vas ha flipar... cariño. Pero ¿Tu estas borracho? No, es que vengo con dos amigos...
- En el restaurante: ¿Y como quiere el señor sus huevos? Tu verás, pues con toda mi alma.
- ¿En qué se parecen los hombres a los pedos? En que te los tiras cuando quieres.
- ¿Cuánto tarda un hombre en cambiar un rollo de papel higiénico? No se sabe, nunca lo han hecho.
- Era una niña tan fea, tan fea, tan fea, que en lugar de que su mamá diera a luz, dio un apagón.
- Se le pincha el coche a Drácula y le dice a su ayudante: Tráeme el desarmador. ¡No, el de cruz no!
- Un caníbal va en un avión, y le pregunta la azafata: ¿Le traigo el menú? No, mejor tráigame la lista de los pasajeros.
- ¿Cómo se escribe? ¿Durmiendo o dormiendo? Pos ninguna de las dos: se escribe despierto.
- Había una vez una Iglesia tan grande, tan grande, que el cura tenía que repartir la hostia en moto.
- Un ciempiés mira pasar una ciempiés: Mamacita, qué piernas... qué piernas... qué piernas...
- Mamá, mamá... ¡Papá está tirando todas las cosas por la ventanaaaaaaa!
- Mamá, mamá... Que ya no quiero la piscina. Cállate y sigue escarbando.
- Mamá, mamá... Este pan está blando. Pues dile que se calle al condenado
- ¿Por qué les gustan tanto los ordenadores a los hombres? Porque es lo único que saben joder a conciencia.
- ¿En qué se parecen el hombre y el bacalao? Que si les quitas la cola les quitas lo más salao.
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